Skimo, nuevo deporte olímpico
Estreno en Milán-Cortina d’Ampezzo 2026
El pasado mes de julio, en la asamblea del Comité Olímpico Internacional, se aprobó por unanimidad la propuesta del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026 en Milán – Cortina d’Ampezzo de incluir el esquí de montaña dentro del programa Olímpico.
Sin ninguna duda, el hecho que el país organizador sea Italia, ha ayudado y mucho en el ingreso de esta disciplina deportiva en el mundo olímpico. No hay que olvidar que el país transalpino es una de las potencias mundiales en esta actividad deportiva, con infinidad de competiciones a lo largo y ancho de sus cordilleras, gran cantidad de practicantes, innumerables competiciones y uno de los países que copa muchos de los podios en todas las pruebas de Copa del Mundo y Campeonatos de Europa y del Mundo.
El esquí de montaña sin embargo, no es nuevo en el programa olímpico y se disputaron las medallas de esta disciplina en París 1924, Saint Moritz 1928 y Garmisch – Partenkirchen 1938. No eran competiciones como a las que estamos acostumbrados en la actualidad sino que, al tener un origen militar, podrían asemejarse a una suerte de biatlón como el que disputa Martin Fourcade y Dorothea Wierer pero en recorridos de alta montaña con el equipo de esquí de travesía de la época en que el carbono brillaba por su ausencia (por supuesto).
Otro antecedente más contemporáneo lo encontramos en los Juegos de la Juventud disputados en Lausana en 2020, verdadero pistoletazo de salida para que el skimo entrará finalmente como deporte de pleno derecho en el programa olímpico de los Juegos Olímpicos de Invierno.
La noticia pasó desapercibida para el público en general pero es de gran importancia para el desarrollo del deporte en el futuro. El hecho que el skimo se convierta en olímpico conlleva el soporte de las autoridades deportivas, un crecimiento del interés del público en general, una mayor inversión de las marcas y en general, una espiral en positivo. Por ello, es una gran noticia y supone la culminación del trabajo de muchos que han estado picando piedra y allanando el camino para que finalmente se alcance el objetivo de estar presentes en uno de los acontecimientos deportivos mundiales más importantes del año.
A nivel mundano, para los mortales que ya nos pilla demasiado tarde o que no tenemos el nivel para acceder a la élite olímpica, nos afectará seguramente con una profesionalización en la organización de competiciones, mayor número de carreras y lógicamente, un incremento de la competitividad que acarreará un salto cualitativo de los deportistas. Será bonito poder ver cómo la gente se entrenará con mayor ahínco e intensidad para intentar alcanzar el sueño de una participación olímpica.
Por encontrarle el lado negativo a la historia es que no sea olímpico ya en los próximos Juegos de Invierno de Pequín 2022. Para estos quedan tan sólo unos pocos meses y el skimo se ha quedado a las puertas de entrar. El 2026 queda aún lejos y no sé yo si nos queda Kilian para tanto. Sería una lástima que el mejor esquiador de montaña de la historia no pudiera participar en los primeros juegos olímpicos de su disciplina.